¿La IA va a quitar el trabajo a los abogados? No pero…

Todos los artículos de mi compañero y amigo Carlos Fernández son oro puro. Es una de las personas mejor informadas sobre lo que está ocurriendo con la inteligencia artificial (IA), tanto a nivel de desarrollos regulatorios nacionales y extranjeros, como de impacto de esta tecnología en la práctica legal.

En una de sus publicaciones recientes, “La abogacía, a la cabeza de las profesiones impactadas por la Inteligencia Artificial”, hace referencia al artículo “Is Your Job AI Resilient?” de Harvard Business Review, que se focaliza en el impacto de la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) en las empresas y la economía en general, tomando como base el estudio de Evercore ISI y Visionary Future sobre más de 160 millones de trabajos (no sabía que hubiera tantos tipos de ocupaciones…).

La foto que ilustra este post está tomada del artículo de Harvard Business Review y pondrá nerviosos a muchos abogados. Según se afirma, el 45% del trabajo legal es susceptible de ser impactado por la inteligencia artificial. Personalmente, no tengo claro si será el 45 o el 25 o el 60 o cualquier otro porcentaje, ni cuándo ocurrirá o si seremos el sector más afectado. Lo que sí es evidente es que la IA ya está impactando en la forma que trabajamos en el sector legal. No es futuro, es presente. Y todo se ha acelerado desde el lanzamiento de ChatGPT hace menos de un año.

En cualquier caso, a la pregunta recurrente de si la inteligencia artificial/los robots nos van a quitar el trabajo, la respuesta corta es no. La respuesta un poco más elaborada es:

  • Los robots solo van a quitar a quitar el trabajo a los abogados que trabajan como robots (crédito para Santiago Gómez Sancha, que es a quien primero escuché la frase hace varios años)
  • La IA no te va a quitar el trabajo. Te lo va a quitar otro abogado que sepa utilizar la IA mejor que tú. Tampoco esto es original. Coincide con la conclusión del artículo de Carlos y de los autores del informe. El debate no debería girar en torno a si la IAG reemplazará determinados empleos, sino en comprender cómo puede mejorar nuestro día a día, en un formato «humano + IA», lo mismo por cierto que está proponiendo Microsoft con su Copilot.

La actitud más inteligente no es tener miedo o ignorar los desarrollos tecnológicos sino dedicar tiempo a entender dichos avances para aprovecharlos en nuestra práctica profesional de la mejor manera posible.

Concluyo con la cita de un artículo reciente de Manuel Fernández Condearena, socio de Deloitte, que aporta una fórmula interesante para detectar casos de uso en los que empezar a probar:  “se trata de valorar, por un lado, el esfuerzo que requiere llevar a cabo la tarea sin IA, y por otro lado, el esfuerzo que requiere validar lo que la IA ha generado”.