2017, el año de legaltech

Hace unos días leía un magnífico artículo de Richard Tromans (aka @Artifical Lawya, alguien por
cierto muy recomendable para seguir en Twitter) en el que explicaba que en 2016 se había
producido un punto de inflexión porque los temas de automatización e inteligencia artificial
habían dejado de ser una cuestión de futuro en eventos y foros legales y se estaban
empezando a utilizar en los despachos anglosajones más punteros.

Coincido con Tromans en que en los últimos meses se han producido tantos movimientos y
han aparecido tantos nuevos servicios que es difícil pensar que el legaltech vaya a ser una
moda pasajera. Estados Unidos y el Reino están liderando la revolución pero también se están
haciendo cosas interesantes en Australia, Canadá, Alemania y Francia (y en España, aunque
tímidamente).

Antes de nada ¿a qué nos referimos con legaltech? Es el equivalente al fintech o insurtech para
el mundo jurídico. No hay una definición oficial pero podríamos decir que se trata de prestar
servicios legales o de apoyo a los abogados basándose en gran medida en el uso de tecnología.
El rango va desde los que utilizan inteligencia artificial de manera intensiva hasta puros
marketplaces para buscar abogados online, pasando por sistemas alternativos para la
resolución online de conflictos. En este artículo me voy a centrar en los primeros.

Por cierto, no pretendo ser exhaustivo. Hay muchos más pero voy a poner foco en los que me
han llamado la atención o no he tratado en artículos anteriores. Para una visión completa del
legaltech a nivel mundial, recomiendo acudir al techindex de CodeX (Universidad de Stanford).

Lo primero que me parece interesante resaltar es que las iniciativas legaltech existentes tienen
más foco B2B que B2C. Existen algunas claramente dirigidas a clientes finales pero la mayoría
apuesta por vender sus productos a despachos y asesorías jurídicas de empresas. Se pueden
clasificar los servicios que ofrecen en cuatro grandes grupos, en función del problema que
tratan de solucionar o aliviar:

a) Mejora de procesos

En este grupo podemos incluir herramientas como Tools4legal, Busylamp, Autto o Neota Logic,
cuyo objetivo es automatizar procesos y flujos de trabajo, gestionar proyectos, controlar mejor los gastos y, en general, ser más eficiente. La idea es liberar a los abogados de las tareas
rutinarias para que se puedan focalizar en las actividades en las que aportan más valor.
Pongamos un ejemplo concreto: el despacho Akerman, apoyado en el software y las
plataformas de Neota y Thomson Reuters, ofrece un servicio de notificación de brechas de
seguridad de una forma mucho más rápida, ágil y eficaz.

b) Revisión del documentos

Es la categoría más numerosa e incluye empresas como Legal Robot, eBrevia, Lawbot, Seal,
Luminance o LawGeek. Se trata de herramientas para revisar contratos, extractar y visualizar
fácilmente la información más relevante y, en algunos casos, hacer un seguimiento de su
estado hasta el momento de la firma. Otros proveedores ofrecen también la opción de crear
acuerdos ( Synergist o Hotdocs) y varios afirman que su software, basado en machine learning,
mejora con cada interacción (Beagle, Kira, Diligen, entre otros). El planteamiento de clause es
todavía más curioso: conectar los contratos a APIs y al internet de las cosas para que
autogestionen las relaciones comerciales de una manera dinámica.

No he tenido la ocasión de probar ninguno de estos servicios pero creo que como sean
capaces de hacer un 5% de lo que dicen en sus webs y videos, la manera en que actualmente
se revisan los contratos en los despachos y asesorías de empresas cambiará para siempre. Y lo
mismo con las due diligence, en las que hay que analizar miles de documentos de forma rápida
y libre de errores. En cuanto los sistemas OCR funcionen bien y los algoritmos estén
suficientemente entrenados, simplemente no vamos a poder competir contra las máquinas en
una tarea que van a hacer mejor e infinitamente más rápido.

c) Análisis de información

Se trata de herramientas de big data aplicadas al mundo legal para analizar grandes
volúmenes de información de la empresa o bien de pleitos, patentes, etc. con la finalidad de
permitir una mejor toma de decisiones. Ejemplos destacados son LawyerMetrics, Counselytics,
Loom, AI Patents, Premonition o Lex Machina. Algunos, como Intraspexion adoptan un
enfoque preventivo tipo “Minority Report” y mediante deep learning analizan emails y otros
documentos de la empresa para evitar o minimizar actividades ilícitas como comportamientos
discriminatorios o de acoso.

Veritone afirma que su solución de inteligencia artificial es capaz de detectar objetos, caras,
voces, marcas e incluso sentimientos en cualquier fragmento de video o audio, lo que puede
ahorrar enormes cantidades de tiempo por ejemplo a la policía cuando tiene que revisar
cientos de horas de grabaciones de cámaras de seguridad.

d) Cumplimiento de obligaciones

En este grupo estarían empresas como Lybrio, Promontory, recientemente adquirida por IBM
para potenciar Watson o cognitive+ . El planteamiento de todas ellas es similar: el panorama
legislativo y regulatorio actual es casi imposible de abarcar, incluso para los expertos. Estas
herramientas ayudan a poner en contexto las obligaciones aplicables en cada momento y en
cada jurisdicción y a valorar mejor los riesgos.

Decíamos que algunos servicios iban dirigidos a clientes finales. En este grupo podemos
encuadrar a Dragon Law y a ai.law. El primero ofrece un servicio de cloud document software,
con más de 500 modelos de acuerdos que las empresas necesitan habitualmente. El modelo de
ai.law es un chatbot que ofrece información y asesoramiento para cuestiones relaciones con
normativa en China: divorcios, visas, normativa de inmigración, etc.

He dejado para el final el servicio que más me ha llamado la atención: Legalese (que se podría
traducir como jerga legal). Es un proyecto de código abierto para elaborar documentos legales
de la forma en la que los programadores desarrollan software. Sus creadores parten de la
premisa de que “el software se está comiendo el mundo” y están poniendo a disposición de
startups toda la documentación que necesitan para sus primeras rondas de inversión. Parece
una idea loca pero os recomiendo que miréis este video antes de descartarla completamente.

¿Y en España? Vamos más lentos pero empiezan a ocurrir cosas. Rocket Lawyer acaba de
desembarcar en España de la mano de la editorial Lefebvre-El Derecho. Starting Legal y
FormalDocs ofrecen ciertos modelos de contratos para empresas y particulares y estoeslegal
ofrece asesoramiento online a través de chatbots y tests sobre materias como comisiones
bancarias, redes sociales o divorcio. Jorge Morell (otra persona a quien merece la pena seguir
en Twitter @Jorge_Morell) hace un análisis exhaustivo de la situación del legaltech en España.

El propio Morell junto con su tocayo Jorge Campanillas y Bárbara Román han organizado el
primer congreso legaltech en España, que se celebrará el 18 de mayo en Donosti. Ponentes y
temas de primer nivel en una cita imprescindible para cualquiera que quiera estar al tanto de
las disrupciones que se están cocinando en nuestro sector.

No quiero terminar el artículo sin mencionar dos iniciativas que están contribuyendo mucho al
desarrollo de la innovación en el mundo jurídico: Cuatrecasas Acelera, apoyado por Telefónica
Open Future y Legalitas Lab. Ambas firmas han entendido que se puede aprender mucho
apoyando ideas novedosas y disruptivas. Ojalá más despachos sigan ese camino.

Publicado originariamente en abril de 2017 en Replicante Legal